Presentación

La Justicia de la Memoria


"Somos nuestras historias".
Odo Marquard (1928-). 

A la voluntad archivadora de la justicia que registra, ordena, jerarquiza, sistematiza, controla y clasifica de manera universal y atemporal para “descubrir, ver, describir, registrar y después desahuciar”, se contraponen las resonancias vivas de esas múltiples y variadas iconografías plagadas de dolor, que superan la estrecha rejilla moderna de las formas jurídicas de la analogía y la sistematización. Más allá del archivo judicial, la singularidad del testigo reclama un espacio específico que alerta sobre la existencia de memorias colmadas de acontecimiento. Él/Ellos, muerte anónima e impersonal, rostro/sin rostro, rostro anónimo/singular, presente/ausente, unicidad/totalidad, femenino/masculino, viviente/muriendo, anulado temporal y espacialmente, en las pilas anónimas de seres sin nombre y sin edad. Sin embargo, siguen siendo hombres, hijos del tiempo, cuya naturaleza se concreta en una historia, en un ejercicio de memoria y de esperanza. 

La memoria es el principio de la justicia que permite destruir el vínculo entre el poder y la violencia que funda y mantiene el orden del derecho. La justicia de la memoria es, en efecto, una fuerza revolucionaria que anuncia el sufrimiento de los oprimidos, de los vencidos, de los sojuzgados de la historia; es una especie de antihistoria que se rebela ante el poder que somete la vida natural a un estado de excepción permanente; es una justa apelación a la justicia más allá del derecho que permite instaurar un nuevo orden fundado en la vida como potencia y como vida justa. Un nuevo orden fundado en la esperanza.  

Universidad Pontificia Bolivariana, Medellín. 




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